jueves, 8 de enero de 2015


RESTOS DE UN OVNI EN UBATUBA, BRASIL
Por Eduardo Escoto

El 14 de Septiembre de 1957, fue un día de transformación para el Dr. Olavo Fontes, médico prestigioso de la Escuela Nacional de Medicina. El periódico O Globo anunciaba con titular destacado: "Un fragmento de platillo volador".


Mientras tanto el columnista, Ibrahim Sued recibía una carta anónima en la redacción del mismo periódico.


El autor anónimo de la carta envió los fragmentos al Sr. Sued confiando que éste conocería a alguien capaz de analizarlos correctamente. El autor suponía que los científicos quieren siempre pruebas físicas de los Ovnis, y que estos fragmentos podían ser de gran importancia.

El Dr. Fontes luego de titubeos propios de su mente científica y analista al máximo, con gran discreción se puso en contacto con el columnista Sr. Sued y es así como entró en la investigación de este supuesto Ovni.

Medida del objeto
Según sus escritos las muestras eran tres pequeñas piezas de una sustancia sólida, gris opaca, parecida a un metal con una superficie algo irregular y bastante oxidada. A juicio del doctor, las piezas parecían haberse desintegrado de una masa grande de metal u objeto. La superficie de una de las piezas estaba atravesada con hendiduras microscópicas, siempre longitudinales, como si hubiera sido rota bajo la acción de varias fuerzas. Las tres muestras estaban cubiertas con una capa delgada de material blancuzco que podía eliminarse con la uña del dedo. El Dr. Fontes al tomar esos fragmentos en sus manos pudo comprobar que eran tan livianos como el papel. Solicitó al columnista Sr. Sued una muestra para obtener análisis apropiado y mejores respuestas sobre lo que exactamente había sido encontrado ese día en la playa de Ubatuba.

Uno de los mejores laboratorios de Brasil es el Laboratorio de Producción Mineral, división del Departamento Nacional de Producción Mineral del Ministerio de Agricultura. Este laboratorio es la institución oficial brasileña que examina minerales, minerales metálicos, metales y aleaciones. En 1957, el año del hallazgo de Ubatuba, el jefe químico del laboratorio era el Dr. Feigl. El doctor Feigl y sus socios decidieron hacer un análisis total de una de las tres muestras sometidas por el Dr. Fontes y regresaron las otras dos. Para simplificar, ellos denominaron la muestra como nº1. La muestra contenía las fisuras longitudinales y pequeñas rajaduras.

La base del procedimiento es la siguiente: Cada metal tiene un espectro, único en su especie. En condiciones normales, el examen emite el espectro y todos los compuestos son resueltos en sus componentes.

Análisis de las piezas
Se le confió a la doctora Luisa María A. Barbosa, jefa química de la sección de espectrografía del laboratorio, la tarea de conducir el análisis espectográfico. Con ayuda de un gran espectrógrafo Hilger, conocido por su precisión y credibilidad, ella identificó el metal como magnesio, pero un magnesio de pureza inusitada.

El Dr. Fontes quiso a pesar de todo, unos análisis independientes de otros laboratorios, y es así como la muestra nº1 llegó a manos de Elson Texeira, analista espectroquímico de otro laboratorio. Los resultados establecieron con certeza que se trataba de un magnesio de absoluta pureza, carente de los microelementos habitualmente presentes en casi todo mental.

También analizaron pequeñas muestras nº1 el Mayor Robert Caminha y el Comandante J. G. Brandao, ambos de la Armada del Brasil, cuyos resultados nunca se llegaron a saber.

Otro análisis realizado a esta prueba nº1 fue el llamado de Rayos X por difracción. Este sistema ampliamente usado para la identificación de aleaciones, señala la estructura de cristal de los diferentes compuestos. El profesor Elysiario Tavora Filho, fue quien dirigió estos análisis. Luego de unos largos estudios y usando el estándar ASTM de pureza como referencia, el profesor Filho determinó totalmente asombrado que la muestra de magnesio era más pura que el mismo estándar ASTM. Como científico, le resultaba difícil entender la dura realidad de la evidencia.

Restos del objeto ( Fotografía: Yohanan Díaz Vargas )
El profesor Filho quizás para cuidar su reputación no hizo un reporte escrito de sus análisis, aunque envió resultados numéricos al Dr. Fontes, y no llegó a debatir teorías sobre el origen de las muestras.

El Dr. Fontes con toda esta información determino que el trozo de muestra analizado seguramente vendría de un objeto aéreo no fabricado por el hombre. Según su pensamiento la mayoría de las explosiones ocurren probablemente a grandes altitudes, por lo que los trozos se carbonizan antes de tocar la tierra. El accidente de Ubatuba por el contrario, ocurrió cerca del suelo, y más aún cerca de la línea costera, lo que permitió la recuperación de fragmentos como una evidencia física.

Un estudio de las dos muestras que le quedaban al Dr. Fontes, fueron conducidas a Estados Unidos. Los autores de estos estudios fueron el Dr. Walter Walker, profesor de la Universidad de Arizona y antiguo ingeniero de Hughes Aircraft Corporation, y el Dr. Robert Johnson, gerente de la División de Cristalografía de Materials Research Corporation de New York.

El reporte de estos científicos americanos determino que las muestras nº2 y nº3 no eran tan puras como el magnesio de la muestra nº1. Contenían trazos de estroncio, bario, calcio, y zinc. Sin embrago, en sus estudios, incluyeron las siguientes observaciones:

"Las muestras de Ubatuba se aproximan a la monocristalinidad. Todos los investigadores concuerdan que las muestras son fundiciones. Si se trata de fundiciones y tienen granos tan grandes como para acercarse a la monocristalinidad, entonces estas muestras deben haber sido enfriadas muy lenta y cuidadosamente a partir del estado líquido. Este enfriamiento lento no es normal en lingotes comerciales de magnesio o fundiciones moldeadas. Los granos fundidos, orientados y extremadamente grandes, de la muestra de Ubatuba son raros y no pueden ser fácilmente obtenidos por muestreo estocástico del magnesio y de sus aleaciones".

A pesar de estos estudios, los doctores Walker y Johnson concuerdan que no puede probarse o refutarse con certeza el origen extraterrestre del material de Ubatuba. Ambos creen que hay una dificultad básicas cuando se utilizan evidencias físicas para establecer el origen extraterrestre de un material.


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